Obituary of Andres Avelino Robles Jimenez

OBITUARIO PARA ANDRES AVELINO ROBLES JIMENEZ Andrés Avelino Robles Jiménez nació el 10 de noviembre de 1942 en Jarabacoa, Republica Dominicana, hijo de Cándida Jiménez y Eugenio Robles. Fue el último hermano sobreviviente de once hermanos. Le sobreviven su amada esposa, Melania Fernández, sus tres hijos, Yanet Robles (Gerardo Encarnación), José Luis Robles y Oscar Robles; ocho nietos, Leandra Encarnación (Stephen Johnson), Gerad Encarnación, y Melanie Encarnación; Abril Batista, Tatiana Robles, Kevin Andrés Robles, y Jarlis Robles; Yoskar Andrés Robles y Yosvaldy Robles; dos bisnietos, Lucas Johnson y Jade Johnson; suegra Ana Fernández, y una gran cantidad de cuñadas, cuñado, sobrinas, sobrinos, y muchos, muchos amigos. A los 77 años de edad, Andrés dejo hermosos recuerdos de diversión y risas con su inmensa familia. En septiembre del año pasado, él y su esposa celebraron cincuenta años de matrimonio. Su familia lo recuerda como un maravilloso esposo, padre, abuelo, hijo, hermano y amigo. Andres es conocido como un caballero fuerte y callado, humilde, y gentil. Nunca se le escuchó levantar la voz a nadie, excepto a su yerno, Gerardo, durante sus primeros seis años de matrimonio con Yanet. Al inicio no fue una relación amorosa, lo que trae toneladas de risas a toda la familia, ya que recuerdan todo lo que hizo y dijo sobre su yerno. Esa relación luego se convirtió en una hermosa relación de amor y respeto mutuo entre los dos caballeros. Pasó la mayor parte de sus días de trabajo en la construcción. Era un experto en oficios, siempre ocupándose de cualquier necesidad que pudiera surgir, ya sea plomería, carpintería, pintura, trabajos eléctricos, o cualquier otra cosa en la casa. Era un hombre hábil increíble. Pasó años cuidando a sus hermanos y sus necesidades en sus últimos días. También cuidó amorosamente a sus padres en sus últimos días. Siempre les servía a todo mundo en sus necesidades. Andrés creció de ser un hombre cayado y reservado a ser un gran platicador, amante de la diversión, genial y chistoso, especialmente después de un trago o dos. Se conoce por su dicho favorito, “Eso no es naaa,” que en ingles se traduce a “That’s nothing.” El disfrutó muchísimo de sus nietos. Tanto sus nietos como sus sobrinas y sobrinos estaban locos por él. Su amor por su familia era diferente a cualquier otro. Su muerte ha dejado a su familia y sus amigos con el corazón roto, pero el legado que deja es uno de esperanza, alegría, y amor por la vida. El será recordado para siempre, y se le extrañara inmensamente. Que descanse en paz nuestro amado Andrés Robles. OBITUARY FOR ANDRES AVELINO ROBLES JIMENEZ Andres Avelino Robles Jimenez was born on November 10, 1942 in Jarabacoa, Dominican Republic, to Candida Jimenez and Eugenio Robles. He was the last surviving sibling of eleven. He is survived by his loving wife, Melania Fernandez; their three children, Yanet Robles (Gerardo Encarnación), Jose Luis Robles, and Oscar Robles; eight grandchildren, Leandra Encarnación (Stephen Johnson), Gerad Encarnación, and Melanie Encarnación; Abril Batista, Tatiana Robles, Kevin Andres Robles and Jarlis Robles; and Yoskar Andres Robles and Yosvaldy Robles; two great-granchildren, Lucas Johnson and Jade Johnson; mother-in-law Ana Fernandez, and a plethora of sisters-in-law, brother-in-law, nieces, nephews and many, many friends. At 77 years of age, Andres left behind beautiful memories of fun and laughter with his immense family. In September of last year he and his wife celebrated fifty years of marriage. His family remembers him as a wonderful husband, father, grand-father, son, brother, and friend. His is known as a strong, quiet gentleman, who was humble and gentle. He was never heard to raise his voice at anyone, except his son-in-law, Gerardo, during his first six years of marriage with Yanet. In the beginning it was not a loving relationship, which brings tons of laughter to all the family, as they remember all that he did and said about his son-in-law. That relationship later blossomed into a beautiful relationship of love and mutual respect between the two gentlemen. He spent most of his working days in construction. He was a jack-of-all-trades, always taking care of whatever needs would arise, whether plumbing, carpentry, painting, electrical work, or anything else around the house. He was an amazing handy-man. He spent years taking care of his brothers and their needs into their last days. He lovingly cared for his mom and dad into their last days, as well. He would always serve others in their needs. He grew from a quiet, reserved man to a fun-loving and great and humorous conversationalist, especially after a drink or two. He is known for his favorite saying, “Eso no es naaa,” which translates to “That’s nothing.” He enjoyed his grandchildren immensely. Both his grandchildren and his nieces and nephews were crazy about him. His love for his family was unlike any other. His death has left his family and friends heart-broken, but the legacy he leaves is one of hope, joy, and a love for life. He will forever be remembered and he will be immeasurably missed. May our beloved Andres rest in peace.